Entrar a una cirugía de cesárea de emergencia no es el plan ideal de una embarazada, pero digamos que cuando te ponen estas pruebas en la vida uno tiene que afrontarlo de la mejor manera posible y confiar en las personas que están contigo.
Si no has leído la primera parte, te sugiero que lo hagas antes de seguir, puedes hacerlo presionando aquí.
Comienzo contándoles que una vez mi ginecólogo me confirmo que sí se iba a tener que hacer una cesárea de emergencia. En ese momento me pasaron tantas preguntas por la cabeza: ¿Podrán sobrevivir?, ¿Tendrá secuelas por nacer antes de tiempo?, ¿Pude haber hecho algo más para que aguantaran dentro de mi más tiempo?, ¿Cómo les voy a dar pecho tan pequeños?... y tantas otras preguntas que ahora puedo contestarme y con suerte ayudar a otras mamás que pasan por lo mismo.
Al momento de empezar el papeleo para la cesárea me preguntaron si tenía los pediatras escogidos, ya que en el caso de Panamá, debes tener un pediatra por bebé, en nuestro caso necesitábamos dos para la cesárea, ya después en consultas normales con uno basta. Y bueno les cuento que en ese momento no tenía opciones, pues me faltaban 3 meses, así que no estaba en mi lista de prioridades de madre primeriza, ahora considero que es algo que debemos buscar desde el inicio para ir visitando a los doctores y estar seguros de quien será el doctore que te acompañe en la vida de tu bebé desde su nacimiento.
Por suerte el hermano de mi ginecólogo es pediatra y estaba de turno en el hospital así que el fue uno de los doctores, su nombre es Dr. Carlos Vega y la también asistió la Dra. Jesualda Sánchez, ambos son Pediatras Neonatólogos. Jamás me alcanzará la vida para agradecerles lo que hicieron por mis hijos. Al final el Dr. Vega fue nuestro pediatra de cabecera y con el seguimos hasta ahora.
Sobre el tema de pediatras a todas las mamás que estén leyendo y estén embarazadas, desde que puedan saquen citas con pediatras para conocerlos y escogerlos con tiempo. Es algo que es mejor tenerlo listo por cualquier imprevisto o consultas, sobre todo para saber si ese doctor realmente va alineado con sus objetivos el día del parto. Otro día hacemos un post especial sobre cómo escoger al pediatra, me parece muy importante.
Continuando la historia, les cuento que cuando llegó el momento, me llevaron por los pasillos del hospital con contracciones, hambre, miedo, dolor y con dos bebés con ganas de salir mucho antes de tiempo. ¿Se imaginan la escena de película?
En menos de dos horas ya estábamos listos los 4 doctores (ginecólogo principal, ginecólogo asistente y los 2 pediatras), muchas enfermeras y tuve la suerte de que mi padrino que es ginecólogo obstetra pudiera estar conmigo todo el tiempo. Mi esposo no podía estar adentro por la delicadeza de la operación y el estado grave de los bebés cuando los sacaran ya que tendrían que hacerles varios procedimientos, esa parte fue muy triste, no tener a tu pareja en un momento así te puede quebrar la fortaleza, así que me toco sacar fuerzas de donde no había para todo el procedimiento.
Primero me sentaron para colocarme la epidural, se sintió tan raro sentarme después de tantos días acostada con las piernas hacía arriba. La verdad casi no sentí nada, más me dolían las contracciones que la propia aguja, así que no se preocupen no estuvo tan mal. Lo bueno es que al anestesiólogo si lo conocía por otro procedimiento que tuve al principio del embarazado cuando eran trillizos (mi embarazo empezó con trillizos) y luego quedaron solo los mellos, así que ver una cara conocida ayudo a estar más tranquila.
Una vez hizo efecto la epidural les pedí a los doctores que una vez los bebés salieran que me dijeran que estaban vivos y “respirando” me durmieran para poder terminar todo, suficientes emociones habían pasado y sabía que el equipo médico, mi esposo y mi familia se iban a encargar de ellos, en ese momento me di prioridad para que cuando despertará de la anestesia yo me sintiera mejor y más tranquila.
Recuerdo que desperté en recobros y me dijeron que los bebés estaban estables y que los podría ver al día siguiente en la hora de la visita que fue a las 10am. Jamás se me olvidará esa cita tan importante. La de muchas mamás es automáticamente cuando nacen, pero para mí fue con fecha y hora exacta, de ahí en adelante mi agenda cambio para siempre.
En cuanto a mí, ese día después que nacieron no sentía dolor y estaba bastante cansada, ya luego fue la molestia de la cirugía y de tener que caminar a verlos, más lo de la sonda que me hizo mucho daño, fuera de eso de lo demás ya ni pensaba, era como ir en piloto automático.
Camila nació a las 4:43pm y Gael a las 4:44pm, solo un minuto de diferencia, aún me asombra lo rápido que los sacaron, los intubaron y los pusieron en sus incubadoras con sus enfermeras en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN). Mi esposo, fue el que le tocó ver a los bebés ese mismo día, tuvo que hacerlo solo y lo único que pudo hacer fue agarrar el dedo frágil manito de Gael, una imagen que atesoramos mucho, ya que fueron sus primeras fotos juntos, esas mismas fotos me las mostraron en la noche que nacieron para irme preparando.
Fue impresionante verlos con la piel tan sensible y delgada, como de color rojo, llenos de plástico, lentes para protegerles los ojos de la fototerapia y por supuesto no poder abrazarlos. Nunca olvidaré ese primer momento en el que vi lo frágiles que eran y que ahora les tocaba a ellos luchar para sobrevivir. A la primera que pude tocar fue a Camila y de ahí el impacto de ver a tu bebé vestido y sentir que tu bebé tiene ropa de su talla, esto siento que hubiera hecho la diferencia en cuanto a verla vestida como una recién nacida, aunque hubiera nacido extremadamente prematura, pero a la vez no se les pueden colocar tanta ropa ya que su estado era delicado y en ese momento la prioridad es solo el gorro para poder ver el estado físico en general para valorarlos.
Con el paso de las semanas van permitiendo vestirlos, es un proceso a veces lento pero necesario para que puedan mantener el calor y que no pierdan el peso que les cuesta tanto ganar.
Lo primero que me fije es que en el pecho a ninguno de los dos se les veía nada, solo se les marcaban las costillas y los muslos eran tan delgados, ambos fueron “largos” para haber nacido de 26 semanas, lo cual fue bueno. Ambos pesaron al nacer aproximadamente 2 libras y durante su estancia en el hospital llegaron a bajar de peso. Y como dato curioso un bebé recién nacido a término pesa entorno a las 6-8 libras.
A lo largo de su estadía en El Dr. Rodolfo Iturralde fue el primero que nos recibió ese día, ambos bebés debían tener pediatras neonatólogo durante las 24 horas del día, así que eran al menos 3 doctores que los atendían diariamente más el Dr. Carlos Vega que era el pediatra principal, tanto cariño y amor por su profesión tenía que hasta abrimos un grupo de WhatsApp con él para estar bien enterados del estatus de los bebés que hasta hoy ese grupo de nosotros 3 aún lo mantenemos, es increíble como quiere tanto a mis niños.
Aprovecho para agradecer a los demás pediatras que también los atendieron con todo el amor del mundo y mucha disposición: Dra. Lourdes Vaughan, Dr. Enrique Ruidiaz, Dra. Yamilette Rivera, los cardiólogos, oftalmólogos, equipo de rayos x, enfermeros, laboratorio, banco de sangre y todo el personal que los atendió sin horarios y con la mejor disposición. Y claro a que, a nuestra familia y amigos, que aparte del apoyo nos ayudaron donando sangre y plaquetas para los niños, ya que ambos tuvieron que recibir sangre y plaquetas, no saben el poder de salvar vidas cuando donan sangre.
En la próxima les estaré contando los detalles del día a día en cuidados intensivos, ir todos los días a visitarlos, la leche materna y si quieren algún tema especial, escríbame abajo y lo tomaremos en cuenta. Estos temas nos lo preguntan mucho las mamis que nos escriben y a nosotros nos encanta contarles nuestra experiencia, para que les sirva de algo y que pongan en práctica lo que les funcione, ya que cada familia decide qué hacer y qué no.